lunes, 25 de febrero de 2013

Sevilla, Santiago. Héroe por un día



Cuando leyó la noticia, casi no se lo creía. «Un payaso evita una tragedia». Era un héroe. El titular le había emocionado tanto que no pudo seguir leyendo. Se paseó por la habitación con una dignidad desconocida para él, se palpó el traje, no, ya no tenía el arma.
Qué poca distancia había entre ser un villano y un héroe. Se acodó en la mesa, pero, en lugar de leer, prefirió recordarlo todo.

            Estaba cansado y de mal humor, no había podido hacerlo, había perdido su oportunidad de ser importante. Vagabundeó por el barrio en busca de una tienda de comestibles, sabía que el chocolate no le iba a subir los ánimos, pero siempre le distraía un rato. Entró en un ultramarinos y fue directo a la estantería donde le esperaban las barritas, era lo único que tenía seguro. Aún no se había decidido, cuando unos gritos agudos le sobresaltaron. Había un grupo de adolescentes apretadas contra la estantería de las revistas. Volvieron a gritar, pero se detuvieron en seco en el momento en que un encapuchado las apuntó con un revólver.

            -¡Silencio! ¡Todo el mundo al suelo!- se le notaba el miedo en la voz al atracador-. He dicho que todo el mundo al suelo.

Las chicas se tiraron al suelo, en cambio el encargado se quedó mirando al atracador y dijo- No haga tonterías, casi no hay dinero en la caja, se va a meter en un lío.

-¿Qué me voy a meter en un lío? Mira el chulito, dándome consejos, ya veremos si hay o no hay en la caja, entre tanto yo también te doy un consejo- Se acercó al encargado y le golpeó con la culata del arma-. Tú, de momento, al suelo; voy a coger algunas cosas y, después, me abres la caja.

En el fondo del local, estaba una mujer paralizada, al levantar los brazos se le había caído la pizza que estaba mirando y así se había quedado, agarrotada. El atracador fue hasta ella con la pistola en alto- ¿Es que no lo ha oído? Al suelo he dicho- En el suelo, había un hombre menudo en traje, lo mismo podía ser de hombre de negocios que de abogado. Se irguió desafiante- ¿No ve que está asustada? Ella no puede sola.

De un puñetazo, el atracador hizo caer al hombre de traje-. Otro valiente, que nadie se pase, todos sabemos qué les ocurre a los valientes- El atracador hizo aspavientos con el arma, estaba nervioso y dispuesto a hacer una tontería-. Bien, levántate y ayuda a la dama a que se tumbe- El atracador volvió sobre sus pasos-. Anda, un payaso, me encantan los payasos, levanta, quiero divertirme un poco. Qué de chocolatinas has tirado por el suelo. Ya sé, eres un payaso goloso; y, por esa barriga, tienes que ser un payaso borrachín. Haz un número de borracho, me encantan los números de borrachos.

Me incorporé tembloroso, si bien el atracador parecía haberse relajado algo, podía estallar en cualquier momento. Cuando me giré, amenazó con dispararme, sin embargo, lo tranquilicé al mostrarle una jarra hecha de globos. Hice como que bebía y me tambaleaba, con la misma torpeza con que divertía a los niños. A él le hizo mucha gracia, bajó el arma y me jaleaba cada vez que me daba con algo- ¡Bravo, payaso, bravo!- Me pidió más y comprendí qué debía hacer. Me giré de nuevo, saqué los globos y le hice un hermoso perrito. Aproveché el momento en el que lo cogió para abrir la solapa del traje y sacar la pistola, antes de que reaccionara, amartillé el arma- No te da tiempo, déjalo- Acto seguido, el encargado le retorció el brazo y le quitó su pistola.

Todavía le parecía increíble, las adolescentes, el encargado, el hombre del traje y la mujer asustada le miraban con admiración y agradecimiento. Le miraban a él, no para reírse, no para burlarse. Ese acto de heroicidad le había costado su seguridad, los que le habían entregado el arma estaban furiosos porque no había cumplido su cometido y lo estaban buscando desesperados para liquidarlo y, encima, salía en los periódicos. Pese a todo, estaba feliz de haber sido héroe por un día. Llamaron a la puerta y entraron dos agentes. Eran de protección de testigos, él había dejado de ser payaso.


Imagen tomada de: http://jotapao.blogspot.com.es

11 comentarios:

  1. Me quedo con la intriga del cometido que debía haber cumplido y por el que endulzaba sus penas en chocolate!! =D Aunque puedo imaginarme por donde van los tiros (nunca mejor dicho, jejje).
    Me ha gustado. Felicidades. Nunca un acto heróico salió tan caro ;)
    Un besin

    Un besin

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  2. ¡Ah, pillo! Buen relato, me ha encantado.

    Un abrazo.

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  3. Le salió bien despues de todo, aunque no contentara a todos.
    Saludos

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  4. Me ha gustado mucho. La intriga, el giro de la historia y ese final que sin decir nada lo dice todo. ;)

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  5. ¡Está muy bien! Me encanta esta frase:Qué poca distancia había entre ser un villano y un héroe.
    Saludos

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  6. Me ha gustado mucho el final y coincido plenamente con Lydia,me encanta esa frase. Saludos

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  7. Está muy bien escrito y enlazado. Lo único es que me perdí un poco cuando el cuento pasó de tercera persona, luego a primera, luego a tercera otra vez. Pero me encantó, los héroes repentinos son mis favoritos.

    Un abrazo.

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  8. Santi: Estoy de acuerdo con Taty, se pierde una en el cambio de tiempo en los personajes.
    Por lo demás, me pareció bastante dinámico el relato.
    Cariñosamente: Doña Ku

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  9. Me ha gustado la hisoria, sobre todo el final. Muchos saludos.

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  10. Me ha gustado mucho el relato, pero al igual que los demás, me quedo con la intriga de saber su cometido y quién se lo encargó.

    Un saludo.

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  11. vaya que historia bonita. perdon... tu lo has echo bonita :))

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